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Altavoz | Nación participativa

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Salvador Guerrero Chiprés

Sin la participación ciudadana, la democracia no existe. Así de simple y así de sencillo. La intervención de la ciudadanía en la vida del país ya no se concentra únicamente en la elección de gobernantes, su implicación en diferentes niveles enriquece la resolución de problemas específicos o la confluencia de voluntades con un mismo fin.

Desdeñar su valor, inhibir su acción, insultar a quienes la promueven, evidentemente, busca debilitar y atenta contra los valores democráticos que dicen defender quienes insultan a quienes desean participar.

La Consulta de Revocación de Mandato de este domingo 10 de abril, la primera en su tipo en México, representa un avance democrático y de la ciudadanía a un nivel integral y de involucramiento en la evaluación de la figura presidencial que, en el futuro, puede y debe ser extensivo a otras esferas, como los gobiernos estatales, así lo ha planteado la Jefa de Gobierno de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum.

Nos dejará lecciones de lo que, desde todas las trincheras, puede hacerse mejor para el siguiente ejercicio.

Al ser un mecanismo institucional que encauza las diferencias y reduce potencialmente la posibilidad de confrontaciones violentas genera un espacio que podría superar la real o supuesta polarización mutuamente atribuida entre los más discordantes. Desde los opositores a la Consulta —algunos de ellos derrotados en las elecciones de 2018 y que han manifestado en diferentes espacios y ocasiones divergencias políticas e incluso personales con el presidente López Obrador— hay un llamado a la inacción, a no acudir a votar, en una apuesta al fracaso de la herramienta plasmada en el artículo 35 de la Constitución.

La jornada de este domingo será referencia del futuro democrático del país.

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