33 lecturas
Arreando al Elefante | Diego Elías Cedillo
Al igual que Salvador Dalí dio vida a una nueva edición del Quijote en España derivado del libro que ilustró -un día igual a este, pero de 1965-; será uy difícil para los conservadores entender que el
Presidente Andrés Manuel López Obrador, quiere crear un nuevo capítulo en la política nacional, el cual se torna muy interesante ante el reto a Carlitos Loret de Mola sobre transparentar sus ingresos.
Pues para la gente que ignore el origen del economista del ITAM, Loret de Mola Álvarez, la gran mayoría de las y los tabasqueños sabemos, que su programa está siendo financiado por el excandidato presidencial priista Roberto Madrazo, quien frecuenta viajar a Miami, en un súper yate, para celebrar el fin de año con su familia, patrocinado por el latrocinio ocurrido en su sexenio como gobernador.
O acaso mi estimado Madrazo Pintado, dudas que la ciudadanía no tenga conocimiento de tus múltiples prestanombres y de los diferentes negocios que tienes para conseguir billullos, bastará recordar a tu tocayo quien fungió como Secretario de Seguridad Pública -Roberto Vidal-, allá por la época antes del 2000, el cual le pedía a los policías mocharse con su aguinaldo.
POST-IT
A pocos minutos de iniciar el evento de la Marcha de la Lealtad, fue curioso que llegaron casi al mismo tiempo, la Jefa Claudia Sheinbaum y la titular de Seguridad, Rosa Icela Rodríguez, ambas
saludando a todos los invitados.
¿Casualidad?, o será una clara señal que la sucesora del legado de la Dra. en Ingeniería Ambiental, es la actual encargada de defender del crimen a las y los mexicanos. Como diría Julio César al cruzar el Rio Rubicón en el norte de Italia, “Alea iacta est” -la suerte está echada-.
POST-IT 2.0
Como diría la invitada cada miércoles a las mañaneras, Liz Vilchis, ¡vaya “nado sincronizado! para apoyar al Alcalde panista de Miguel Hidalgo, Mauricio Tabe, el cual presume de blindar sus terruños (la alcaldía más fifí en la CDMX), sin embargo, los transeúntes que cruzan todooos los días por la calle Ferrocarril de Cuernavaca, no opinan lo mismo. ¡La hipocresía!