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Javier Cerón Espinosa
Por décadas los trabajadores petroleros han enfrentado el yugo de sus “caciques” sindicales que acumularon poder y dinero y llegaron a sentirse los que podían manejar al país y en
esto se recuerda aquella declaración del entonces José Sosa, que fue dirigente a la caída de Joaquín Hernández Galicia (a) ” La Quina”, que le mencionó al Presidente en turno
“…Si se hunde Pemex, se hunde usted señor Presidente”.
De ese tamaño estaba el poder sindical petrolero, que fué capitalizado por Carlos Romero Deschamps, quien subió al trono y ya no lo dejo, se puso la corona de omnipotente y por más de 26 años caminó sobre los trabajadores, que entonces eran más de 100 mil, hizo componendas con el partido oficial PRI, que lo llevo a ser dos veces Senador, y un actor político intocable, que se dio el lujo de desviar dinero multimillonario de Pemex a campañas políticas priistas, tal como lo han hecho otros líderes burocráticos venidos a menos desde que llegó el actual gobierno y entro en vigor la nueva Reforma Laboral a partir del 1o. De mayo de 2019.
Llegó el tiempo de que todo el imperio del expetrolero Carlos Romero Deschamps, empieza a tener fisuras y ahora viene la prueba histórica de que los trabajadores con su voto libre, secreto y directo cambien el rumbo del sindicato y de Petroleos Mexicanos (Pemex), aunque siguen operando todas las fuerzas del cacique petrolero que se niega a dejar el
poder que si algo le ha redituado es obtener miles de millones de dólares, no de pesos, por eso una de sus hijas ha viajado o viaja por distintas partes del mundo con perros y todos
los lujos en avión privado y uno de su hijos luciendo un carro deportivo a las afueras de casino de Monte Carlo, en el Principado de Mónaco. Esa corona ya se empieza a abollar y
el próximo 31 de enero del 2022 será decisivo para el rumbo que tome el Sindicato de Trabajadores Petroleros de la República Mexicana (STPRM).
Hasta la próxima.