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Salvador Guerrero Chiprés
Las posturas opuestas entre adversarios políticos son inevitables. La calidad de las mismas varía significativamente.
Observemos, para acreditar nuestro optimismo, si aquellos que critican al gobierno y al mismo tiempo dicen respaldar un debate público de mejor nivel sobre la política pública de salud ante la variante ómicron de la Covid-19, reconocen que las mismas certidumbres que reclaman están ausentes en Europa, para no hablar del caso de Estados Unidos donde el rezago desborda cualquier expectativa negativa.
Saber que el presidente Andrés Manuel López Obrador dio positivo trajo miles de expresiones de confianza y buenos deseos para la pronta recuperación del mandatario —a los que nos sumamos desde el Consejo Ciudadano—, aunque también significó cuestionar la estrategia de salud.
Dos mensajes deben ser tomados en cuenta. Durante la mañanera de este martes —que encabezó el Secretario de Gobernación, Adán Augusto López—, el Presidente tuvo un enlace virtual para informar que se encuentra en buen estado. El segundo, Beatriz Gutiérrez Müller, su esposa, pidió en redes sociales: “no caigan en pánico (…) el pavor entra en nosotros si le damos cabida”.
La aseveración se fundamenta en el aprendizaje de dos años, la vacunación generalizada, la resiliencia ciudadana y la fortaleza y capacidad de reconocer para luego exteriorizar nuestras emociones.
La Jefa de Gobierno de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum, presentó datos que lo confirman. El 76% de las personas hospitalizadas por la nueva variante no estaban vacunadas.
Hay elementos entonces para plantar cara a la Covid, reconocer nuestros miedos, pero sin caer en pánico: hay oportunidad de valorar serenamente cualquier griterío.