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Ana María Vazquéz
Yo no sé de política, me dijo, pero sé que muchos fuimos desterrados porque no había trabajo, nadie podía decir nada pues el señor presidente ya había hablado y vivíamos con miedo y miseria -leía sus palabras en el chat mientras se me estrujaba el alma, aquellos ausentes que todos tenemos en nuestras familias y que huyeron por violencia o por hambre y que absolutamente todos los mexicanos tenemos esas sillas vacías en casa-
Mi interlocutor continuó: fue durante el régimen de Echeverría, yo era estudiante y la muerte de nuestros compañeros nos dolía, la represión no paraba; por un lado, nos hablaban de libertad y democracia y por el otro la libertad de las balas, entonces dejé a mis padres y hermanos y me fui al otro lado, crucé el río, pasé hambre y humillaciones, pero algo podía mandarle a mi gente para calmar el hambre. Regresé cuando estaba Portillo, vagué por el campo, vi la miseria de los campesinos, la riqueza de unos pocos, algunos ancianos me decían que aun esperaban el agua que les había prometido el “Tata Cárdenas” ¿cómo era posible que en un país tan lleno de riqueza hubiera tanta miseria? Y siguieron las represiones, el miedo y la miseria, volví al otro lado sin mirar atrás, hoy ya estoy muy viejo y claro que añoro mi tierra, aunque ya no pueda volver, pero por los niños y los que aún no nacen, no permitan que vuelva el odiado PRI-gobierno, ¡que la lucha sea para tener una sociedad digna y libre!
Las remesas de los mexicanos en Estados Unidos alcanzaron la cifra record de 51,634 mdd que desde aquí agradecemos y apreciamos.
Aquí estamos, paisanos, cuidándoles su México querido, esperando que algún día puedan volver y luchando porque los que aún están aquí no tengan necesidad de irse, porque los ausentes duelen, aunque no los conozcamos.
Vaya este como un humilde homenaje a todos nuestros paisanos que viven al otro lado del rio Bravo, son ausentes, pero JAMÁS olvidados.