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Chucho Gallegos
La gente se pregunta: ¿Cuál de los homenajes populares a Pedro Infante y a Vicente Fernández fueron de mayor impacto? Si el funeral de Vicente Fernández hubiera sido a nivel masivo recorriendo el cortejo la ruta del aeropuerto a Bellas Artes o la ANDA, por ejemplo, la valla humana hubiera sido incalculable por la popularidad mediática de Vicente.
La carrera de Vicente Fernández fue longeva: grabó durante 51 años, 120 álbumes, 400 canciones, 20 películas. Hizo palenques, hasta tres por semana, presentaciones en numerosas ciudades de Estados Unidos, Centro y Sudamérica, de tal forma que a nivel mundial fue conocido y admirado, al grado que las condolencias llegaron a sus familias hasta de los presidentes López Obrador y Joe Biden.
En el caso de Pedro Infante el cine fue su aliado: de 1943 hasta en 1957 hizo 60 película, tres veces más que Vicente en 24 años de trabajo. La última fue Tizoc con María Félix en 1957 y ese mismo año ganó post mortem El Oso de Berlín.
Su consagración fue en el cine “Nosotros los Pobres” estremeció a la clase social baja. El pueblo lo hizo suyo. Era un miembro de la familia… Pedro como cantante nunca firmó contrato con la disquera Perles. Él exigía “chivo brincado, chivo pagado” y perdió las regalías.
NO HAN MUERTO
Mujeres y hombres llorando como si hubiera sido uno de su familia. Al paso de la carroza fúnebre, la valla humana lo acompañó hasta su última morada del aeropuerto al panteón Jardín. El pópulo creó la leyenda de que no había muerto. Y así pasaron días y noches hasta que 40 años después el pueblo se resignó. El México de Pedro era 37.5 millones de personas, el de Vicente es de 140 millones de habitantes, pero la idolatría es la misma.
