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Samuel Cantón Zetina
“Primera noche de Cortés, última de Cuitláhuac…”, dijo el presidente López Obrador en una Mañanera de principios del mes (3 o 4), y no dijo a qué se refería.
“…ya después les explico lo que quiere decir”, comentó sonriente.
¿A quién o qué pudo aludir?
Se antoja claro que habla del adiós de alguien, y de su relevo.
En fechas coincide con las salidas de Olga Sánchez Cordero y de Julio Scherer, aunque con ellos quedó aparentemente en buenos términos. No cabría la rudeza innecesaria.
Marko Cortés tuvo una primera noche, pero fuera de la dirigencia del PAN, y únicamente para pedir licencia y buscar la reelección.
Un emperador azteca se despidió el jueves 2, pero no fue Cuitláhuac, sino Cuauhtémoc, nombre del buque escuela insignia de la Armada de México que zarpó de Cozumel con destino final la Expo Dubai 2020.
Nada que ver.
Así pues, no queda más que Ricardo Monreal, y su última noche como tlatoani del Senado -se disponía a imponer presidente de la Mesa Directiva-, y primera luna de gloria de la ex secretaria de Gobernación.
Y DE MAÑANA…
LO MALO no fue la condena “al avance del comunismo” en la Iberoesfera (¿), ni la firma de la llamada Carta de Madrid, sino el personaje con el que los senadores del PAN sellaron pacto. Santiago Abascal, líder del partido español de ultraderecha Vox -racista, clasista, homofóbico, xenofóbico, fascista, franquista- representa todo lo contrario de las maravillas que los blanquiazules le atribuyeron aquí…*¿POR QUÉ no te callas?”, le habría dicho Juan Carlos II al subsecretario López Gatell, de haber escuchado con qué argumento minimizó el riesgo de niños y jóvenes frente al COVID-19: “Los menores en México mueren más por accidentes…” O sea que se pueden seguir muriendo, al fin que el virus no es primera causa de defunción. Las Mañaneras sirven para lo que sirven (que hablen los funcionarios), y no sirven para lo que no sirven (justificar pérdidas humanas con comparaciones estúpidas)…