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Hijo de Wagner
Wagnermaniacos, queridos lectores que semana a semana se suman a este espacio ¿cómo están? Me da mucho gusto que me acompañen y me ayuden a hacer cada día más grande a una de las comunidades más leales, más fuerte, que es la wagnermaniaca.
En esta ocasión les escribo, después de salir de mi cita médica, ya que como ustedes saben, el domingo pasado tuve una luxación en un dedo que ya tenía luxado, ya estaba sentido y hasta me quedó un poquito más chueco.
¡No pasa nada! Siempre recibí consejos de mis padres con respecto a las lesiones, y me inculcaron que las lesiones para un luchador son grandes trofeos que nos van construyendo para ejecutar una carrera exitosa, para seguir siendo un guerrero.
Muy agradecido con el wagnermaniaco que me hizo favor de ayudarme para que mi dedo volviera a su lugar y mitigar el dolor, desgraciadamente en la Arena Neza no había un doctor y los paramédicos se disculparon, porque desconocían la manera correcta de atender este tipo de lesiones.
El doctor Villalba, médico de cabecera de Legado Wagner, me valoró, y el diagnóstico médico corroboró que se trata de una luxación, que debe ser entablillada.
Por el momento voy a seguir luchando con mi más reciente trofeo, porque afortunadamente tengo muchos compromisos, tal vez acceda
a que entablillen mi dedo el próximo mes, ya veremos. Antes de terminar esta columna, quiero agradecer a todo el público por sus mensajes y por su preocupación.
Y como decía mi tío Silver King, si es necesario dejar la vida en el ring, lo vamos a hacer. Eso es todo.
