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Samuel Cantón Zetina
Siempre hemos sabido de los excesos de los presidentes, desde los de Díaz Ordaz con la Tigresa y cómo “se clavó” objetos de la emperatriz Carlota y del Castillo de Chapultepec, para llevárselos a casa y regalárselos a la amante, pasando por el viaje de Echeverría con gigantescos aviones por tres continentes, o el amasiato de López Portillo con Rosa Luz Alegría y los de su esposa (Doña Carmen) con tipos tan poderosos que con la mente doblaban cucharas. Hasta llegar a los amores de telenovela del Copetón, o a los de Guffy con su mini Martita, o a los de Borolas con el alcohol. Por eso, no fue nada nuevo que Obrador revelara -“pena ajena”- andanzas de antecesores en el extranjero. “Una vez llegó Fox a un lugar de España, y mandaron al Estado Mayor Presidencial un mes antes. ¡Imagínense! Llevaron los Hércules, camionetas, patrullas… Todos comiendo de lo mejor, los bares, los centros nocturnos, un mes así, hasta que llegó…” De Peña: “Querían los franceses vendernos unos helicópteros, y lo invitaron a la conmemoración de la Toma de la Bastilla; hicieron un desfile, todo un homenaje para comprar los helicópteros…” Y a los funcionarios de Calderón, “como se sentían de sangre azul”, los españoles los colmaban de atenciones, dádivas, como el presidente del Real Madrid, Florentino Pérez -entradas a los juegos- a cambio de jugosos contratos para sus empresas. AMLO quiere que la gente lo tome en cuenta en la consulta. Eso, mucho y todo sobre los lo saben los mexicanos, y contará el domingo. Lo que desconocen es si su sufragio servirá en verdad para castigarlos más allá del escarnio público, que se da sin necesidad de consulta. Y DE MAÑANA… ADEMÁS DE sucio y corrupto, el PVEM es medalla de oro olímpico en desfachatez: dice que “jamás” contrató a “influencers”, que actuaron por su cuenta.