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Erwin Macario
El viernes, el columnista debió estar, en junta de trabajo, con Boris Ruiz, uno de los hombres de confianza del director de este matutino. Problemas que comuniqué a Héctor Tapia, otro de los convocados, para que los hiciera saber, me impidieron estar.
No tuve siquiera la oportunidad de presentarle mi disculpa que dejé pendiente: ayer el fiel empleado de esta casa editorial se nos adelantó en el camino hacia la eternidad.
Esto obliga a reflexionar y dejar hoy el periodismo jocoserio de esta columna. Una vida que se trunca en plena fortaleza, nos hace reconocer nuestra fragilidad humana y la necesidad de hacer siempre lo que la vida nos depara.
En el hoy ausente aprecie su constancia laboral, pero más que nada la lealtad que siempre mantuvo a Miguel Cantón Zetina y este proyecto importante de comunicación en Tabasco. Constancia y lealtad que valen tanto en una empresa editorial como ésta —que da albergue de nuevo a esta columna nacida hace unos 20 años— como en cualesquiera otras actividades de la sociedad.
Los proyectos que con Boris analizábamos para integrarnos con más fuerza al quehacer periodístico de Grupo Cantón, habrán de continuar. Tabasco Hoy siempre ha sido un equipo, con una dirección que, si bien delega responsabilidades, mantiene firme el rumbo y en el caso particular de este columnista el ejemplo de gente como Boris Ruiz Estevez ha de ser un permanente llamado a entender que nada en la vida vale sin la lealtad. Y ser parte de ello, será un homenaje cotidiano a quien nos distinguió con su respeto y sencillez en el trato de compañeros de una empresa a la que nos hemos reintegrado.
Como representante de nuestro director en algunas reuniones, de él sólo recibió este periodista amabilidad y respeto gremial. Hoy es necesario recordármelo para no fallar a lo que él, en su cortesía, veía en nuestro regresó a Tabasco Hoy y lo que será esta editorial los próximos años.
A quienes tuvimos la oportunidad de tratarle nos duele esta despedida. En mi caso personal, Boris Ruiz se integra al universo como una más de mis muertes sucesivas. Cada quien que se va de esta vida, a la vida real, es una parte nuestra.
A quienes, como Boris, se nos han adelantado en ese camino, le reiteramos las gracias por vivir, que un día le dimos: las gracias a quienes han sido compañeros de este viaje transitorio.
Adios, amigo Boris.