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Hijo de Wagner
› Wagnermaniacos, como siempre un gusto saludarlos. En esta ocasión, antes de empezar
con el primer tema, quiero agradecer a todos los lectores que se han sumado, semana con semana, a esta columna con la intención de conocer un poco más de todo lo que rodea al mundo de la lucha libre mexicana.
Sin duda su interés es un gran aliciente para quien les escribe, ya que mi intención es difundir la importancia que tiene mi deporte, a todos aquellos que no lo conocen, y que se pierden de la emoción y la espectacularidad que lo caracteriza.
Afortunadamente regresamos a las actividades en la Arena Campeones en Torreón, Coahuila, después de una pandemia que nos tenía limitados para trabajar.
Fue muy emocionante tener un lleno absoluto de acuerdo con el aforo permitido por las autoridades sanitarias, siempre cuidando la distancia social, con elementos de seguridad que resguardaran
la tranquilidad, tanto del público, como de los luchadores, aplicando responsablemente pruebas de Covid-19 a todo el talento participante.
El público fue muy respetuoso y mantuvo todo el tiempo que duró la función el uso de cubrebocas, a pesar de que aquí en Torreón tuvimos una temperatura de 44 grados.
Y emocionado con el regreso de mi señor padre, Dr. Wagner Jr., después de vencer a una enfermedad que ha revolucionado al mundo. Disfruté mucho tener una nueva oportunidad de luchar a su lado para enfrentar a grandes oponentes como Pagano
y Diamante Azul, en su nueva etapa de luchador independiente.
Aprovecho las últimas líneas de este espacio para agradecer a todo el público lagunero que se dio el tiempo para amar y respetar la lucha libre, no obstante que nos encontrábamos en medio de la Final de futbol, representados por el club Santos.
Los esperamos muy pronto en la Arena Campeones, que es la casa de todo el público de La Laguna.