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Diego Cedillo
“La muerte es el comienzo de la inmortalidad”. -Maximilian Robespierre
Ante el fallecimiento de Samuel E. Wright (al cual, este tecleador le rinde homenaje y expresa su pésame) actor que prestó su voz para el “sui géneris” y querido personaje de Sebastián en “La Sirenita” de Disney, hay que tener presente que la vida puede cambiar en cuestión de segundos.
Sin duda, así como existe la muerte de una vida humana; también existe la muerte política, ejemplo claro podría ser el que vive Donald Trump, con el proceso penal que enfrenta, encabezado desde la Fiscalía General de Nueva York, dirigida por Letitia James.
Podrá el Fiscal General de la República, Alejandro Gertz Manero, imitar a su homologa neoyorquina e iniciar la batalla legal para el encarcelamiento del ex-presidente Enrique Peña Nieto y de Luis Videgaray.
Pues ante los cuchicheos que seguramente sostuvo con Emilio Lozoya y Doña Rosario Robles, seguro habrá mucho material para sustentar debidamente las carpetas de investigación y actuar conforme a derecho, ¿podrá en México prevalecer la justicia y dar castigo a los corruptos? ya veremos, dijo el ciego.
Por su parte, quien debería leer esta prosa y aprender del refrán: “cuando las barbas de tu vecino veas afeitar, pon las tuyas a remojar” debería ser el magnánimo Don Porfirio Muñoz Ledo y retirarse del poder en México con una muerte política digna.
Pues ante sus vociferaciones: ”mareado de poder” y profetizar que pasaremos de “un gobierno autoritario a uno despótico” todo parece indicar que Muñoz Ledo y Lazo de la Vega, es experto en hacer berrinches cuando no le dan su hueso; algo así como marearte con la creación de tres nuevos partidos y golpear de manera autoritaria, incluso despótica con pistola en mano al empresario Steven Goldstein, en Nueva York, siendo embajador.
POST-IT
Ante el anuncio que Laurence des Cars será la primera mujer en dirigir el Museo del Louvre, todo parece indicar que las mujeres siguen rompiendo techos de cristal.
¿Qué mujer nos esperara en 2024 en México? (cof, cof Rosa Icela Rodríguez y Doña Tatiana Clouthier quizás).
