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El par de delincuentes fue detenido, ahora serán procesados.

Iban a empeñar una escalera y caen por robo

Los detuvieron a las puertas de Empeño Fácil, en la avenida Álvaro Obregón. El dueño reconoció su instrumento de trabajo.
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ÁNGEL CASTRO
GRUPO CANTÓN

CAMPECHE, Campeche.– Con la crisis del Covid, madres solteras, padres de familia y ancianas atraviesan la puerta de cristal de Empeño Fácil con sus alhajas heredadas y teléfonos celulares en mano. Traen el ánimo resignado porque contra su voluntad van a deshacerse de sus objetos apreciados.

Cuando salen por esa puerta hacia la avenida Álvaro Obregón, no quieren voltear atrás, repitiéndose a sí mismos con el dinero del empeño en los bolsillos que volverán pronto para sacar sus preciadas posesiones.

La mayoría mete el contrato del tamaño de una hoja oficio entre los documentos donde guardan las actas de nacimiento, el carnet de las vacunas y los certificados de estudio de los hijos. Y al cabo de unos meses cumplirán su palabra, prometiéndose no volver a pisar jamás aquel edificio de Obregón.

NO ERAN PINTORES SINO LADRONES

Dos jóvenes, de entre 18 y 20 años, aparecen por la esquina de Álvaro Obregón cargando una escalera de aluminio, de esas en forma de tijera.

Po su atuendo —playeras juveniles y cubrebocas de colores, uno con el cabello abundante, y el otro cubriéndoselo con una gorra puesta al revés—, podría pensarse equivocadamente que son dos jóvenes que se ganan la vida en tiempos de Covid pintando las casas. Uno ha de subir por sus peldaños para pintar la parte superior de las fachadas, mientras el otro se queda abajo, deteniendo la escalera.

Así podría ser… de no tratarse de un par de jóvenes que les gusta el dinero sin esfuerzo. La escalera de aluminio la han robado minutos antes unas cuadras atrás. No les costó trabajo hurtarla porque alguien que seguramente estaba pintado la dejó recargada en un costado de la pared mientras iba a refrescarse con un vaso de agua, el tiempo suficiente para que estos pájaros de cuentas la cargaran y salieran disparados.

Primero la ofrecieron a un desconocido que estaba tomando el fresco afuera de su casa, pero el hombre rechazó la oferta porque presintió algo sospecho en la actitud de aquel par. No tuvieron más remedio que acudir a Empeño Fácil. No era la primera vez que terminaban entregando ahí lo robado.

YA IBAN A VENDERLA

Mientras los dos jóvenes estaban negociando en la caja el precio de la escalera que empeñarían, regateando unos pesos más que no les querían dar porque no traían la factura de propiedad, un hombre con sus dos manos haciendo sombra se asomó por el cristal.

Era el dueño de las escaleras que apenas había regresado a seguir pintado el costado de su casa y darse cuenta que la escalera no estaba, salió a buscarla por las calles aledañas. Quizá el buen Dios que encontrara la patrulla 563, de la Secretaría de Seguridad Pública de Campeche, y ni tardo ni perezoso se acercó a explicarles su infortunio.

Los policías lo treparon a la batea y comenzaron a dar vueltas a las cuadras, peinando la zona en busca de las mentadas escaleras.

Cuando iban pasando por Empeño Fácil, el hombre, nada más por no dejar, pidió a los patrulleros que lo esperaran. Cuando estaba asomándose a través del cristal vio su escalera junto a dos hombres en la caja.

Al principio, los dos ladrones negaron haber robado la escalera. Dijeron que era suya, y tenían derecho a venderla. Pero el hombre señaló debajo de un escalón la inscripción de su nombre, que había puesto con pintura. Los policías los subieron a la patrulla con todo y escalera y quedaron detenidos.

 

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