Visitas
Cuando Zoila Morales Galván cerraba sus ojos en su tiempo libre, se imaginaba una vida al lado de un hombre que la amara y respetara, la vida le regaló eso y más.
Un día en una fiesta familiar en la ranchería Corregidora, conoció a Carmen Vázquez Castillo, era apuesto, cortés y muy educado, salieron un tiempo, se enamoraron y se casaron.
SIEMPRE NOVIOS
Con el pasar del tiempo, los dos enamorados tuvieron nueve hijos y continuaron saliendo a comer juntos, como si fueran novios — pero ahora, con los niños, en familia. “Él era muy bueno, era el amor de mi vida y yo también lo fui.
Si me quería dar un beso, “frente de mis hijos, me demostraba su amor.” “Ese era amor verdadero,” dijo uno de sus hijos. “Nunca vimos que papá maltratara a mi madre. No era necesario comprobar su amor, cuando él todos los días se lo demostraba con detalles”.
Hace seis años, los enamorados celebraron 50 años de matrimonio, sus bodas de oro. En el 2020 apareció el virus mortal. Pero llegó la pandemia.
Como miles de tabasqueños, don Carmen Vázquez contrajo el coronavirus y murió en agosto — un final tan inesperado que ahora su familia entristece al haber perdido al pilar principal. Nadie sabe dónde o cómo se contagió don Carmen, un día empezó a sentirse mal.
Al principio, empezó a sentir dolor de cuerpo, su salud se fue deteriorando hasta que partió. “La última mirada fue para mi madre, ella que también estaba contagiada se acercó a su cama, lo abrazó, lo besó y él partió”, dice la maestra Juanita, hija mayor de la familia.
Doña Zoila, quien asegura que vivirá eternamente enamorada de su esposo, no supera que el coronavirus se llevara a su fiel enamorado.
“Este domingo será difícil, porque él acostumbraba a traerle flores”, dice su hija. A pesar del vacío que dejó don Carmen, la casa familiar está llena de recuerdos que hace evocar su presencia a cada momento.