Por: MARCOS H. VALERIO
CIUDAD DE MÉXICO.– Janeth entró a la única estética abierta del barrio, allá por Tlalpan, en la Tlacoligia. Tenía que esperar turno y como era conocida empezó a platicar con las estilistas. Con las que se quejaba amargamente. “Estoy harta de esta situación, con estas medidas para evitar los contagios por coronavirus, sea cierto o no, ya me fregó la chamba.
Mis clientes, los que taloneo en calzada de Tlalpan, ya no van y aunque fueran todos los hoteles de la zona están cerrados”, dijo la sexoservidora. Otra clienta de las estilistas, asombrada pero curiosa, interfirió en la charla y preguntó: “¿Cómo, te dedicas al sexoservicio y en esta época de pandemia, dices que ya no tienes trabajo?”
Así es, contestó Janeth. “El trabajo bajó con eso de Susana Distancia. Para colmo, ayer escuché por radio a una sexóloga que decía en las noticias que no recomendaba las relaciones extramaritales en este momento. Se podían realizar siempre y cuando fuera con tu pareja, pues el riesgo de contagio es nulo. A lo que pensé, que no lo escuchen mis clientes, pues ya me fregué”. La mujer continúo. “Sólo me quedan los parroquianos que conozco de tiempo atrás, esos sí los puedo meter a mi casa; a los desconocidos, obvio no. Para que regresen pronto les tengo que ofrecer más tiempo y hasta una propina más me dejan”. Hoy, dijo, “vine a que me corten y pinten el pelo, pues si ven mis canas, ya no regresan. Son pocos los que meto a la casa, pero pagan bien”, añadió. La curiosa continuó con la charla: ¿Y tienes clientes de la colonia. Janeth, ni se inmutó y refirió: “De aquí del barrio tengo jóvenes, de mediana edad, hasta de la tercera edad. Como los conozco, cuando los veo por las calles con sus esposas, mamás o novias, tratan de pasar desapercibidos.
Yo me río”. Al momento, el esposo de la mujer curiosa se asomó a la estética. Cruzó mirada con Janeth y llegó un sonrojo y con voz nerviosa trató de ignorar que la había mirado y comentó con voz atropellada a su cónyuge que la esperaba en el auto y salió inmediatamente. La esposa notó la escena, pues Janeth lo saludó con una sonrisa coqueta, seguida con un guiño de ojo. Las asistentes notaron la circunstancia, nadie hizo comentario.
