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Paty llevaba varios días secuestrada, por fortuna, uno de sus plagiarios se puso de su lado; pronto cambiaría el curso de la historia…
Durante los próximos dos días, Ángel cuidaba que no la golpearan. Aunque no platicaban, él siempre estaba pendiente de lo que necesitaba. Aquellas miradas de odio y desconfianza habían cambiado, hoy emanaban comprensión y consuelo.
Una mañana, Patricia fue rescatada por elementos policiales. Sólo detuvieron al Sombra y la Pechus, pues el Pandita salió en busca de un nuevo celular para continuar con las negociaciones y El Pichirilo compraba la comida para toda la banda delictiva.
Después de 20 días, la policía localizó a los dos secuestradores que faltaban, por lo que llamaron a Paty para que fuera a identificarlos. Ella acudió con su esposo.
A través de la Cámara Gessell vio a Ángel y recordó cuánto la protegió cuando estuvo en cautiverio. Reflexionaba que por agradecimiento no lo iba a delatar. Apretó la mano de su cónyuge y exclamó: “el primero de izquierda a derecha, le dicen El Pandita, es de los plagiarios; el otro no lo conozco, nunca lo he visto”.
Sus agresores fueron sentenciados a 50 años de prisión, Ángel no fue procesado, nunca lo volvió a ver. La joven mujer afirmaba que no lo delató porque merecía una segunda oportunidad para renovar su vida.