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Historia de vida: Caro le salió ser impostor

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CIUDAD DE MÉXICO.– Le propinaron varios golpes en las costillas, lo esposaron, le cubrieron la cabeza con una cobija y le ordenaron que se tirara en el piso de unos de los vehículos.

Pasaron unos 40 minutos y por fin bajaron del vehículo a Toño, lo llevaron a un cuarto con poca iluminación, le quitaron la cobija que le cubría el rostro y por fin pudo ver a los seis secuestradores: El Piojo, La Vero, El Pitufo, El Simpson, El Nopal y El Escara. El Piojo, calvo y regordete, era líder y negociador de la banda, por lo que inmediatamente empezó a interrogarlo: Dame los números telefónicos de tu familia para comunicarme con ellos, ¿cuánto tienes en el banco?, ¿cuánto pueden soltar en este momento tus socios? Antonio pensó que llegaba su fin, ya que las respuestas que daría no serían del gusto de los plagiarios.

“No soy socio de nada, ni soy licenciado, soy un chofer que apenas gana 14 mil pesos, los vehículos no son míos, son de mi patrón, los relojes son hechizos, los compré en Tepito”, respondió Toño.

La banda no creyó su respuesta, utilizaron sus celulares para contactar a su familia y pedir dos mdp por el rescate. Su esposa pensó que se trataba de una broma, por lo que en dos ocasiones ignoró la llamada de El Piojo.

Luego, al escuchar las palabras altisonantes de los agresores y que por tercera vez habían amenazado de muerte a su esposo, contestó: “mi marido no es licenciado, ni es dueño de nada, es chofer”. Enfadados los malhechores decidieron torturarlo, pues pensaron que era una treta para burlarlos y no pagar el rescate.

La Vero acudió a Bosques de las Lomas, donde trabajaba Antonio. Se hizo pasar como su novia, por lo que preguntó al jardinero por Toño, quien le contestó que ya eran varios días que no acudía a laborar y todos creían que “había tomado la jarra, común en él. Y que efectivamente era el chofer del patrón”.

Al regresar a la casa de seguridad, La Vero comentó lo sucedido, no sin antes cachetear al Licenciado, pues los había engañado. No se vale, decía La Vero, “nos timó, nos hizo pensar que era millonario, está más jodido que nosotros”.

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