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Bien dicen que Roma no se construyó en un día. Pasa lo mismo con las relaciones. Llevan tiempo y dedicación. Es más, puedes haber cimentado de maravilla, pero se te cae el matrimonio en tiempos de crisis.
Con los años he descubierto que uno de los enemigos de la pareja es dejar de tratar con respeto al cónyuge. Se oye demasiado obvio, pero créanme que no lo es.
Pasa con frecuencia que nos sentimos tan seguros en la relación que nos damos el lujo de contestar de malas, ignorar la plática del que comparte la vida con nosotros y es más, tronamos la boca, los dedos, y hasta las palomitas en el cine. Total, hay confianza.
Y si nos vamos al área de las peleas, debemos reconocer que muchas son consecuencia de malas interpretaciones y de la sensación de desconexión. Y pensar que pueden evitarse con una conversación franca, directa, con respeto y amor.
Ponle ojo a la comunicación con tu pareja. Date cuenta que las respuestas positivas construyen. En cambio, las negativas desactivan cualquier tipo de conexión.
Otra vez menciono la conexión porque de eso se tratan las relaciones. ¿Cómo conectas con alguien en el trabajo y en tu círculo de amistades? Muy fácil. Mediante la empatía, prestándole atención, interesándote por la persona, cómo se siente, escuchándolo. Así nos conectamos. Y nos desconectamos haciendo todo lo contrario. Mostrando muy poco interés. ¿Te está pasando eso con tu pareja? ¿Lo mismo te da si tu falta de interés, o buenas o malas contestaciones, afectan a tu pareja?
Tolerancia, paciencia y atención. Manos a la obra. Olvídate de los malos gestos y tratos. No importa si tienes un mal día. CONÉCTATE. Respeta y trata con amor a tu pareja y vivieron felices para siempre gracias al Manual de la buena esposa.