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De nueva cuenta artesanos otomíes, mostraron “el cobre”, al instalarse con lujo de violencia en los pasillos del edificio sede del Gobierno de la Ciudad de México, argumentando que en otro lado no venden sus artículos como ahí.
En un principio fueron disuadidos por personal de seguridad, en represalia impidieron por algunas horas la entrada de personas a las oficinas gubernamentales.
Al mismo tiempo aprovecharon para instalar sus campamentos y empezar a vender su mercancía.
Amenazaron con mantenerse ahí por tiempo indefinido hasta que las autoridades capitalinas les garanticen un lugar seguro para la venta de sus artículos