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Antes de figurar en la política, era sólo Alito. Le cambiaron a Manlito, por uno de sus padrinos políticos: Manlio Fabio Beltrones.
Pero desde que AMLO ganó la Presidencia, dio el viraje. Se convirtió en su principal operador entre los gobernadores priistas. Ahora, él mismo vocifera en privado su nuevo apelativo: “Soy Amlito”.
Es el ex gobernador de Campeche, Alejandro (Alito) Moreno Cárdenas. El mismo que previo a la campaña presidencial y durante ésta, no se cansó de criticar, insultar y difamar a López Obrador.
Amlito, el que en septiembre pasado, al arranque de la Legislatura, presionó a la senadora de Campeche, Rocío Abreu (llegó a su escaño postulada por el PRI), para que se cambiara a Morena.
Hoy, Alito quiere ser el fan número uno de López Obrador, aunque simule un discurso crítico, duro, como dijo hace unos días cuando registró su aspiración a dirigir el PRI. “Morena es un ave de paso; nació ayer, gobierna hoy, y mañana se irá porque les vamos a ganar (en 2024)”.
Pronto, Claudia Ruiz Massieu, (sobrina del ex presidente Carlos Salinas, quien tiene plena ascendencia sobre ella), dejará de ser presidenta del PRI. Con ello, el salinismo quedará borrado del partido.
Ese grupo quería imponer como sucesor de Ruiz Massieu a José Narro, en una fracasada operación que encabezaban Beltrones y Emilio Gamboa, dos de los más puros salinistas.
Amlito tiene ya el camino libre hacia la dirigencia del PRI. Va con su aliada política, la maestra Elba Esther Gordillo, a través de Carolina Viggiano, su compañera de fórmula. Ella es esposa de Rubén Moreira, elbista igual que su hermano Humberto. Ambos desafortunados gobernadores de Coahuila.
Amlito y Viggiano serán los sepultureros del PRI. Lo veremos.