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Parece no haber dudas: el canciller Marcelo Ebrard se refriteó la estrategia 1994 de su padrino político, Manuel Camacho Solís, para hacerse pasar como el salvador del presidente y de la patria.
Ayer, Ebrard no se midió. Dijo que de no haberse logrado la negociación para evitar los aranceles que amenazaba Donald Trump, habría ocurrido una crisis económica ¡como la de 1995!. “Un impacto de 20 por ciento en la economía mexicana para darte una idea, es como crear una crisis sin exagerar parecida a la del 95….”, dijo.
Así los peligrosos Trump y Subcomandante Marcos. Y los salvadores Ebrard y Camacho, el mismo que se ofreció como negociador de la paz en enero de 1994 con el entonces presidente Carlos Salinas.
Como ahora Ebrard a AMLO, Camacho le planteó el peor escenario posible a Salinas: que el país y su Presidencia estaban en riesgo. Quería reflectores. Aspiraba, aún, ser el sustituto del candidato presidencial del PRI, Luis Donaldo Colosio, porque su campaña no despegaba.
Camacho convenció a Salinas de que lo salvó a él y a la patria, porque en unos cuantos días el EZLN decidió optar por el diálogo. En realidad nunca tuvieron capacidad bélica real. Su movimiento siempre fue mediático. Salinas se dio cuenta del engaño de Camacho.
Hoy Ebrard usa el mismo guión. Trump no iba a aplicar ese 20% de aranceles a productos mexicanos. La economía de Estados Unidos depende 15% de la de México. Era darse un balazo en el pie. Pero Ebrard la vendió bien: salvó a la patria y al presidente López Obrador.
A grado tal Ebrard repite hoy la estrategia, que contrató a los mismos jefes de prensa de Camacho Solís como negociador para la paz en 1994.
Aquella estrategia fue fallida.
