2 lecturas
A las 07:00 horas de ayer, el panorama era alentador para el canciller Marcelo Ebrard: “Existe el 80% de posibilidades de que se logre una negociación” con Estados Unidos, para evitar que se le imponga un arancel del 5% a los productos mexicanos que se exporten a aquel país.
Pero dos horas después, una noticia desde Londres cambió el escenario. El presidente Donald Trump dijo: “Es más probable que se pongan los aranceles y que estemos hablando cuando estén impuestas las tarifas”.
Lo del 5% de aranceles no lo quiere negociar Trump, porque de ahí van a salir los recursos para construir su muro fronterizo, el que aislará a Estados Unidos de América Latina, y no al contrario.
En esta lógica, la reunión de la comitiva mexicana hoy con Mike Pompeo sería prácticamente inútil.
Sin embargo, López Obrador trae un gran as bajo la manga que va a anunciar este miércoles en su conferencia mañanera.
Será el fin de la estrategia que parecía poner la otra mejilla ante Trump. ¿AMLO va a anunciar la imposición de aranceles a los productos estadounidenses? Muy poco probable. Dijo claramente que no al ojo por ojo y diente por diente.
El cambio de estrategia se enfila a que México se abra a otros mercados, a inversiones chinas, rusas, árabes.
López Obrador perfiló ayer en su conferencia de prensa lo que podría ser el primer acuerdo en esa ruta: revivir el proyecto del tren a gran velocidad México-Querétaro-Guanajuato-Guadalajara. Ese que intentó Enrique Peña en su gobierno, que tanto disgustó a los vecinos del norte y lo presionaron hasta que lo frenó.
La gran diferencia es que México tiene ahora un presidente con gran legitimidad y amplio respaldo social.