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Los fines de semana amo ponerme a lavar trastes, acomodar cajones, barrer y trapear. Hace un tiempo leí que hacer el quehacer era como tomar una clase de zumba. Se queman una cantidad de calorías tremendas, así que siempre pensé que era beneficioso para la salud.
Pero ahora un nuevo estudio revela que no solo quemamos grasa, también vivimos más y mejor.
Una universidad de Estados Unidos realizó un estudio a 600 personas. Todas eran mujeres entre 63 y 99 años. Se recolectaron datos sobre su actividad física diaria durante una semana y luego se supervisó el estado de salud durante tres años.
El estudio arrojó que las mujeres que dedicaron alrededor de 30 minutos a actividades físicas ligeras como doblar la ropa, tenían un riesgo de muerte un 12 % menor en comparación con las que casi no se habían movido.
La tasa de mortalidad fue aún más baja entre las participantes que hicieron regularmente 30 minutos de actividad moderada a vigorosa. Así que vamos a agarrar el trapeador, mujeres. ¡Hombres, también! Los investigadores informaron que los resultados fueron similares en todas las participantes, sin importar ni la edad ni el peso de las mujeres.
Mejor aún, aquellas que mientras lavaron platos o trapearon y disfrutaron del momento, bajaron niveles de estrés y por ende mejoraron calidad de vida.
Cualquiera diría que quien puede disfruta hacer el quehacer. ¿Me creerán que en mi caso yo hasta disfruto del olor del jabón?, y es más, hago la actividad en pareja. Mi marido cocina y yo lavo trastes.
Nos llevamos un vinito a la cocina y ahí pasamos la noche preparando de cenar. Sigo pensando que nadie deja mi casa tan limpia y ordenada como yo. No lo hago con tanta frecuencia como quisiera. Pero cuando lo hago, dejo mi hogar que da gusto. Y además, disfruto hacerlo. Y ahí está el secreto de la vida. Más allá de cualquier estudio, lo importante es saber que cada instante cuenta. Hay que darle el valor que merece.
Viviríamos más si disfrutáramos de cada segundo de nuestras vidas. Científicamente comprobado, tener un trabajo que amamos, una pareja que gocemos, unos hijos que nos sintamos orgullosos y agradecidos por habernos convertido en padres, sentirnos amados, amar, disfrutar de los amigos, agradecer cada bocanada de aire que entra a nuestro cuerpo, nos hace vivir más.
¡A movernos, señores! Hagamos el quehacer con orgullo y sigamos las recomendaciones del estudio realizado en los Estados Unidos. Hasta doblar la ropa, disminuye el riesgo de morir, si lo hacemos con frecuencia. También hacer el amor cuenta como actividad física. Así que siga estas recomendaciones… y vivieron felices para siempre, gracias a El manual de la buena esposa.