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La semana anterior ocurrieron varios hechos, ligados uno tras otro, sin duda parte de una estrategia para obtener el control de la Suprema Corte y avance la “Cuarta Transformación”.
Protagonistas: los titulares de dos de los tres Poderes de la Unión. Andrés Manuel López Obrador, del Ejecutivo, y Arturo Zaldívar, del Judicial. El tercero: Ricardo Monreal, aunque no representante formal del Poder Legislativo, es quien tiene el control.
Es una especie de triunvirato, cuya definición en el Diccionario del Español de México, editado por El Colegio de México, dice: “En la antigua Roma, conjunto de tres personas que ejercían el poder en el gobierno”… “Conjunto de tres personas que ejercen la dirección de una institución o que tienen gran relevancia en un determinado ámbito”.
En la historia de México, destaca el triunvirato de Nicolás Bravo, Guadalupe Victoria y Pedro Celestino, quienes asumieron el control del país en 1823, tras la renuncia de Agustín de Iturbide.
Los hechos concatenados la semana anterior: El lunes, Monreal se lanzó contra el Poder Judicial, por la corrupción que prevalece; el miércoles desayunó con López Obrador. El jueves, encuentro AMLO-Zaldívar, cuando ya se sabía que un tribunal ordenó al jefe del Ejecutivo enviar 18 ternas al Senado para elegir igual número de magistrados anticorrupción.
Después del desayuno AMLOZaldívar, en el Senado, Monreal presentó su iniciativa para crear la Tercera Sala (Anticorrupción) de la Corte. Y el viernes anunció que va a presentar otra iniciativa para eliminar el Consejo de la Judicatura Federal.