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Cómo me gusta la Navidad, pero son de terror las posadas, convivios, cenas para dar abrazos y demás reuniones, que uno se inventa nomás para comer y tomar como si no hubiera mañana.
Mi hija Rafaella me salió con que quería posada y ahí nos tienen a mi marido y a mí preparando romeritos, bacalao, ensalada de manzana y lomo en salsa de ciruela. Invité a sus amigos de la escuela y a varios amigos con hijos pequeños, como Ernesto Laguardia, Luz Elena González, Michelle Vieth, Rubén Cerda y Tere, Albertano, a mis compadres Bisogno y Cris y Carmen Muñoz yJuan Ángel. Un lujo poder compartir con los amigos y familia. También llegó Julito Camejo y familia y ahí hasta nos pusimos sentimentales. En Cuba, no tenemos estas tradiciones. Como México, no hay dos.
Mis amigos de Montparnasse nos consintieron con una mesa de postres típicos de esta época y yo me devoré el Tronco Navideño y La Luz del Año, un par de pasteles que son una locura. Seguimos sumándole calorías al puerco. Un vistoso carrito de helados, también nos hicieron favor de traer a la posada y Rafaella se dio gusto, a pesar del frío, entrándole a la nieve de limón. Pero ahí no acabó la comedera.
Javier Alatorre nos invitó a su tradicional cena navideña. Ya les he contado que es un finísimo anfitrión. Tira la casa por la ventana y ahora hasta decoró la fachada con una silueta de árbol navideño de luces que nos dejó con el ojo cuadrado. La mesa decorada con puerquitos dorados, hojas secas, troncos, musgos. ¡Ay, no!, es tanta la producción que parece una cena de película de Hollywood. Ahí coincidimos con Anita Lomelí y su marido, por cierto, muy agradables. Nos dieron recomendaciones de a dónde ir en Ámsterdam, ahora que nos vamos de vacaciones.
Del menú que nos ofreció Javier ni les platico, porque se les va a antojar abrir el refri y seguir comiendo. Yo se supone que me iba a limitar, porque ya venía de otra cenita navideña en casa de Adal Ramones y Karlita, pero no pude. Seguí comiendo.
En casa de los Ramones las risas no faltaron. Llegaron Los Mascabrothers y en el reencuentro con Alex Gou, no hubo reclamos ni caras largas. Después del distanciamiento entre el productor y uno de los Mascas, todo fue amor y paz y risas. Parece que no, pero entre broma y broma, uno come más despacio. Nos dijo Adal que en Monterrey no se estilan ni los romeritos ni el bacalao, lo de ellos es carne, pura carne. Pero como grandes anfitriones, para los chilangos, hubo de todo lo que nos gusta.
Karlita está feliz con su embarazo y Adal, ni se diga. Ellos con pura agua y mi marido y yo con mezcal, estuvimos brindando por el nuevo bebé.
Por cierto, se la van aventar como nosotros con Rafaella. Dejar que la vida los sorprenda y hasta el alumbramiento sabrán si es niña o niño. Ya le dije que no se estrese por el color de la ropa. “Total, l@ sacas del hospital de amarillo”, le recomendé.
¡A gozar, que el mundo se va a acabar! Déjense sorprender por la vida, que los adultos hemos perdido capacidad de asombro. Agradezca lo que tiene, amor, familia, salud. ¿Qué más podemos pedir? Feliz Navidad, felices fiestas. Vamos a seguir comiendo, que tenemos enero para ponernos a dieta. Mientras tanto, nos leemos próximo viernes en El manual de la buena esposa.