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Todo el mundo está hablando de Roma. No solo los medios y los famosos que se han subido al ring para opinar, desde poner en duda la vocación de Yalitza por la actuación, o su aparición “casual” en la portada de Vanity Fair.
Diego Boneta se tomó un video con ella para anunciar que van a hacer algo juntos próximamente. De paso, el actor, le deseó suerte con su nominación al Oscar. Señores, Yalitza está en boca de todos.
Hizo una sesión de fotos para una campaña de Lenovo en México y el equipo de trabajo, maquillista y peinador, no perdieron oportunidad de subir la foto al Instagram y presumirla.
Los expertos en imagen de cuanto programa hay, comentan, sugieren, hablan del impacto de su imagen. Un académico de la UNAM también. Que si debe de ir a la alfombra de los premios de la Academia vestida por un mexicano en lugar de Dior. Otros que es maravilloso que siga pisando las alfombras con diseños internacionales.
Hay más. Que si la nominación al Oscar como Mejor actriz es cuestión de política. Que si Hollywood utiliza a Yalitza para mostrar que es incluyente. Vaya que ha desatado comentarios.
Yalitza está en los medios, es tema de conversación en las casas, a la hora del café en el restaurante. La oigo mencionar por todos lados. Yalitza es la figura del momento. ¿Les digo algo? A mí la actuación de Yalitza me fascinó. Yo no sé si el método de dirigir de Cuarón es capaz de sacarle esa verdad a cualquiera, lo que puedo decir es que ella me encanta.
No hay forma de no enamorarte del personaje de Cleo en Roma. No hay forma, después de ver la película, de que dejen de aparecer en mi mente una y otra vez, muchos momentos de Cleo. Su ternura, mirada, lágrimas, inocencia, frustración, su sonrisa. Sus pasos, sus silencios. Su dolor, resignación, amor, asombro y hasta valentía.
Cleo enamora porque es auténtica, única. Yalitza le imprimió verdad. Yalitza lo trabajó, nadie se lo regaló. Cómo me gustaría que se llevara el Oscar. Cómo me gustaría que se alzara con la estatuilla. Es maravilloso su trabajo y lo digo como espectadora que puso la película en Netflix sin esperar nada más que puro entretenimiento. ¡Qué grata sorpresa!
Este domingo me lancé a la calle de Tepeji, en la Roma y fui a conocer la casa donde se filmó la película. Allí me encontré a muchos fans como yo que querían tomarse la foto en la casa. Ahí los vecinos nos contaron que enfrente vivió Cuarón de niño. Se escuchaba un perro ladrar y todos comentábamos que era el Borras de la película. Había que vernos la cara a todos con la emoción que estábamos allí formando parte, hablando de la película, de Cuarón, de Yalitza.
¡A gozar, que el mundo se va a acabar! Qué maravilla que en su primer trabajo como actriz se lleve una nominación como el Oscar. Qué bendición debutar y que todos volteen a ver tu trabajo. Que guste, que encante, convenza. Soy fan, y no puedo evitarlo. ¡Bravo, Yalitza!
Seguiremos tus pasos camino al Oscar, mientras nos leemos próximo viernes en El manual de la buena esposa.
