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La selección mexicana se presentó por quinta ocasión en Querétaro, para enfrentar a chile; sí hubo sed de revancha

Querétaro, Querétaro.– A unos metros del Centro His­tórico de la ciudad de Que­rétaro, escondido, como si no quisiera ser reconocido por la pena que le causa su actual estado, se erige el Es­tadio Municipal.

Enfrente de la Alameda Hidalgo y a un costado del Centro Educativo y Cultural de Querétaro, apenas se le reconoce por la fachada en la que se aprecian las pla­cas conmemorativas del 25 aniversario del ascenso de Atletas Campesinos a la Pri­mera División en 1980.

Un equipo que surgió de la fusión entre los Gallos Blancos, fundados en 1950, y los Atletas Industriales.

De la mano de Antonio La Tota Carbajal, el conjun­to queretano logró su pase al Máximo Circuito, todo un hito en el estado, pues fue el primero en jugar en esta División, en la cual se mantuvo dos temporadas hasta su compra para crear al Tampico Madero en 1983.

Ahora sólo queda el re­cuerdo de un inmueble que defendieron jugadores de la talla de Ítalo Estupiñán, Walter Gassire, Ricardo Brandon y Leonardo Cué­llar con la playera de los Atletas Campesinos.

El regreso de los Gallos Blancos en 1981 tuvo pocos episodios en el Municipal, pues para 1985 se muda­ron a poco menos de tres kilómetros de distancia al majestuoso Estadio de La Corregidora, el cual recibió por quinta ocasión en su historia a la Selección Mexi­cana que se midió a Chile.

Desde tempranas horas la afición de Querétaro se presentó a las inmediacio­nes de la que hoy es casa de los Gallos Blancos, que de 2009 a la fecha por méritos deportivos, y extracancha también, se ha mantenido en Primera División, y agotó las más de 35 mil entradas disponibles. Ataviados con la del Tri, con la del local, la del América, Chivas y otros equipos de la Liga MX, por­que también se vale, los queretanos respiran futbol y quieren ver a un Tricolor ganador; algunos chilenos también se aventuraron para ver a su representati­vo, a pesar de la ola verde que inundó La Corregidora.

Mientras tanto, a unos kilómetros de distancia, con el recuerdo de lo que fue el Municipal, olvidado, tam­bién se puso la verde para apoyar a México.

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