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De frente y de perfil – Ramón Zurita Sahagún/Grupo Cantón
Graco Ramírez siente que se le revierte lo que hizo con sus adversarios políticos, perseguirlos, a efecto de comprobarles ilícitos o abusos de poder.
El ex gobernador, ganó la elección gracias al efecto López Obrador, como ahora lo hace su sucesor, Cuauhtémoc Blanco y se convirtió en la más grande decepción para los ciudadanos de Morelos.
Fue un acosador de los anteriores gobernantes, a los que cuestionó, presionó y denunció, desde la comodidad de la oposición y se convirtió en un gobernante, aislado de su pueblo.
Quedaron en el aire sus promesas de campaña, cuestionando y censurando los mismos métodos que él usó en contra de sus adversarios políticos.
Cuando el tema se le volteó, debido al crecimiento de la violencia, vio fantasmas y acusó de complots y de mentir a los miles de ciudadanos que tomaron las calles.
La realidad mostró la situación de inseguridad y violencia en el estado, con la aparición de fosas clandestinas con decenas de cadáveres, los asesinatos de políticos de todas las tendencias y la detención de otras autoridades, además de los secuestros y muertes de ciudadanos, los que se multiplicaron en su gobierno.
Pujó hasta convertir al hijo de su esposa en el candidato a gobernador de su partido, lo que le llevó al fracaso.
Graco Luis fue un desastre como gobernante y en su futuro puede estar, la cárcel, lugar al que no pudo llevar a sus contrincantes.