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De frente y de perfil-Ramón Zurita Sahagún/Grupo Cantón
El Congreso de la Unión está mostrando ser algo distinto a los anteriores, ya que en su primer día de sesiones asomó otro concepto de la práctica legislativa.
Dos sucesos, uno en cada Cámara, enseñaron la otra cara del poder, donde la nueva mayoría no muestra tantos rostros distintos, pero si incidentes que vale la pena relatar.
En la Cámara de Diputados se esperaba el choque entre dos diputados de Morena, uno enjundioso como toro de lidia, acostumbrado a hacer su voluntad y armar zafarrancho si se le impide. El otro, conocedor de la ley y con ella en la mano frenar el ímpetu de su compañero de bancada.
Gerardo Fernández Noroña lo había advertido, reclamaría al Presidente de la mesa directiva el no allanarle el camino hacia un sitio al que no estaba invitado: el mensaje presidencial de Enrique Peña Nieto.
El duelo se produjo y sin alterarse, Porfirio Muñoz Ledo evadió el debate y la confrontación, mediante el uso de la ley, con todo y los gritos y aspavientos de Gerardo.
Lo curioso es que es casi inédita esta confrontación entre dos militantes del mismo partido, donde uno reclama en forma pública al otro que preside las sesiones.
En el Senado, se presentó otra situación inesperada, la negativa a la solicitud de licencia del senador Manuel Velasco, para abandonar al Legislativo y regresar a cumplir con su inconcluso gobierno en Chiapas, por considerar que el senador del PVEM se benefició de una reforma constitucional propuesta a modo.
La vara de medición se usó de forma distinta, por lo que se advierte que en breve, la licencia de Velasco será aprobada… como sucedió ayer.