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DE FRENTE Y DE PERFIL
RAMÓN ZURITA
Sorprende la forma en que los astros se alinean en torno al presidente electo de México, Andrés Manuel López Obrador, para que todas las cosas le salgan favorables.
El pasado lunes dos acontecimientos refrendaron ello: el acuerdo en materia comercial logrado entre los gobiernos de México y Estados Unidos y el lanzamiento del nuevo billete de 500 pesos.
En el primero de los casos, la participación de su equipo fue un aditivo para lograr desenredar el asunto de sustituir al TLCN por otro acuerdo que favoreciera el intercambio comercial entre los dos países, aunque se pretendía que fuesen los tres, México, EU y Canadá.
Para el segundo evento, el nuevo billete contará con la figura de Benito Juárez, el personaje histórico favorito de AMLO.
Antes de eso, Obrador consiguió lo que parecía complicado, la mayoría en ambas cámaras del Congreso de la Unión, cuando los votantes le permitieron ganar con amplitud la Presidencia de la República, cinco de nueve gobiernos estatales y la mayoría legislativa.
Pero también se alinearon los astros cuando requirió de un espacio para uno de sus hombres más cercanos, Marcelo Ebrard, a quien necesitaba en su gabinete, pero los cargos estaban repartidos. Fue entonces cuando el futuro secretario de Relaciones Exteriores, Héctor Vasconcelos, decidió ceder su lugar.
La transición es tersa, al tiempo que sus principales detractores se manifiestan dispuestos a colaborar con él y rabiosos enemigos como Graco y Yunes, guardan silencio.
Sus propuestas de reformas y sus rectificaciones sobre algunos temas abordados en campañas, son vistos con simpatía.