Visitas
DE FRENTE Y DE PERFIL
RAMÓN ZURITA
La reconversión de los políticos es una de las muestras de cómo se gestan las alianzas y se accede al poder en México.
Andrés Manuel López Obrador dio muestra de ello y a su proyecto se fueron anexando una serie de personajes que antes militaron en otro partido político.
Durante la campaña electoral le fue sumamente cuestionada esa idea de sumar esfuerzos de los que antes fueron severos críticos suyos y después defendían la causa.
Varios de esos personajes ya fueron incluidos en lo que será su gabinete, principalmente en el ampliado como son los casos de Germán Martínez y Manuel Bartlett, además de otros como Manuel Espino y Gabriela Cuevas.
López Obrador fue atacado por José Antonio Meade en plenos debates por esa suma, que resultaron exitosas, según los resultados del 1 de julio. La política mexicana siempre ha estado llena de esos cambios de camiseta o suma de esfuerzos para un bienestar común entre los políticos.
Ahora mismo, dos secretarios del gabinete no tienen militancia priísta, como son los casos de Rosario Robles, titular de SEDATU y Roberto Campa, secretario del Trabajo.
Ambos personajes tienen su luz y sombra en el desempeño político, principalmente Robles, alrededor de quien se formó una leyenda negra con el empresario Carlos Ahumada, que mostró la debilidad de algunos políticos que fueron evidenciados en videos que mostraban los moches recibidos a cambio de contratos. El escándalo producido obligó a Robles a alejarse por un tiempo de la actividad política, renunciar al PRD y aceptar formar parte del gabinete de Enrique Peña Nieto.