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Juan Carlos Acosta Ruíz, alcalde de Xochimilco, se la bañó gachó, pues tras la muerte del joven Chema, prohibió el consumo y venta de chupe en las trajineras que circulan en canales de esta alcaldía y pa’echarle más crema a sus tacos ordenó que los usuarios de las lanchas deberán portar chalecos salvavidas y pasar un examen antidoping.
Que no manche su vida el edil, pues lo de los chalecos pasa, pero el antidoping se la está jalando, más bien debería de coordinarse bien con la tira de la capirucha para hacer operativos permanentes y evitar que les vendan a los jóvenes visitantes, nacionales e importados alcohol y drogas, pues no es la primera vez que se viven tragedia de esta naturaleza y nadie hace nada.
Para naiden es un secreto que ahí en los embarcaderos venden chupe adulterado que les cuesta entre 80 y 100 varos, además de mariguana y piedra y el alcalde lo sabe, pero no hace nada. Así que ahora no nos venga con el cuento del antidoping, porque la venta de chupirul y todo lo que embrutece ha sido un jugoso negocio para la alcaldía y para el grupo criminal que mueve drogas.
