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CIUDAD DE MÉXICO.– Desesperada porque ya no contaba con dinero para seguir adquiriendo drogas, Leslie Zaurit, de apenas 21 años de edad, decidió terminar con su existencia colgándose con un lazo.
De manera silenciosa y sin avisar a nadie, la jovencita le hizo creer a su esposo, con quien se había juntado meses atrás en un intento por rehabilitarse, que se iba a dormir a su cuarto, luego de que ambos discutieron porque ella aprovechaba cuando él se iba a trabajar para salir de su casa a monearse o fumar piedra con sus amigos de la adolescencia, los mismos con los que se inició en el infierno de las drogas.
Pero en realidad Leslie había tomado la decisión de escaparse por la puerta falsa y para cumplir su cometido esperó a que todos se durmieran, luego salió sigilosamente durante la madrugada, subió a la azotea y tomó un lazo de los tendederos, el cual amarró primero al barandal de unas escalares metálicas, luego se enredó el otro extremo en el cuello, se subió a un bote y, sin pensarlo dos veces, se dejó caer.
Así transcurrió toda la noche, hasta que por la mañana Adrián subió a buscarla para que bajara a desayunar con él, pero grande fue su sorpresa al encontrarla colgada; desesperado trató de reanimarla, pero todos sus esfuerzos fueron en vano, ella ya había pasado a mejor vida. La joven no dejó ningún recado póstumo, pero para Adrián era más que claro que lo había hecho para no ser un estorbo más en su vida .
Leslie es uno de los miles de casos de jóvenes que consumen sus vidas silenciosamente con las drogas en las calles de esta alcaldía, sin que ninguna autoridad haga algo para ayudarlos a salir de ese infierno.
