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De nueva cuenta, la inoperancia de Mario Delgado como coordinador de la que debiera ser aplastante mayoría de Morena en la Cámara de Diputados derivó en un conflicto político: el bloqueo de sus instalaciones, lo que impidió la sesión en que se votaría (en comisiones) la abrogación de la “mal llamada” reforma educativa.
Los diputados quisieron sesionar en el Senado como sede alterna, y tampoco pudieron. Lo paradójico es que el problema no surgió por diferencias con la oposición, sino que de los propios diputados de Morena, quienes desbordaron el “liderazgo” de Delgado.
Esta es al menos la tercera ocasión en que Delgado le falla al presidente Andrés Manuel López Obrador en un tema fundamental.
Por ello, las negociaciones para esta reforma educativa ya las atrajo la secretaria de Gobernación, Olga Sánchez Cordero. Como operador, designó al subsecretario Zoé Robledo.
Delgado parece estar más ocupado en construir su candidatura para gobernador de Colima que en hacer la tarea que le confió López Obrador.
Ni con su bancada puede. Algunos diputados de Morena lo definen como “arrogante” y “soberbio”. Acusan que ha maltratado a varios de ellos. Tampoco la lleva bien con los periodistas que cubren la Cámara. Lo califican de “grosero” y “petulante”.
En el colmo, parece que Delgado ya hasta desconoce a su jefe político. Tres diputados confiaron a este reportero que le pidieron su intervención a fin de tratar algunos asuntos con el canciller Marcelo Ebrard. La respuesta que recibieron de Delgado: “¡ato que da a sus HOMOLOGOS liderazgo, y otro tanto por el maltrato que da a sus homcercaron a Delgado para pedirle que Marcelo soy yo!”
No tarda en ser relevado por Zoé Robledo, diputado federal con licencia. AMLO confía en él.