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marzo 29, 2024

CDMX

¡El jefe de la tribu!

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¡Los ojos de la capital!

HHR

 

Como en los viejos tiempos, la crema y nata de los morenistas se dieron una encerrona en uno de los hoteles más antiguos del sur de la Ciudad de México -hasta resultó dañado con el sismo de septiembre del 2017-, para hablar de su agenda legislativa, pero también para trazar la ruta rumbo a las elecciones intermedias del 21.

Ahí, el Jefe de la tribu, Martí Batres Guadarrama, como en los viejos tiempos cuando sus colores eran amarillo y negro y buscaba el voto del electorado repartiendo desde tinacos y hasta leche ‘Bety’, se encontró con sus subordinados, con su amiga la secretaria de Gobierno y también experredista, Rosa Icela Rodríguez, para definir su agenda legislativa en lo que será el Segundo Periodo Ordinario de Sesiones en el Congreso.

Ahí, a puerta cerrada -aunque no era un curso de capacitación para el buen gobierno-, los legisladores del grupo mayoritario se chutaron las órdenes del ‘jefe de la tribu’. Sus logros salieron a relucir, la reducción de sueldos en los diferentes cargos del sector público, la eliminación de las ostentosas prestaciones y privilegios para la clase política, la desaparición de muchas prácticas -aunque el nepotismo parece seguir en su lenguaje-, que provocaron el hartazgo de la población hacia un grupo, una tribu que ahora se transmuta en otra piel.

El jefe de esa tribu -ahora con ropajes en color marrón-, fue contundente. Trabajar por lo que ellos dejaron abandonado cuando su logo partidista era otro. La gente, el desempleo, la pobreza y, sobre todo, la inseguridad en las calles, la corrupción y la extorsión por parte de políticos que dejaron a su suerte a los que ahora votaron por Morena.

En la encerrona, los hermanos Batres -el jefe de la tribu y Valentina-, sonrientes dirigían la orquesta. El respaldo al coordinador de la bancada en el Congreso, Ricardo Ruiz, era evidente. En cambio, José Luis Rodríguez (El Puma), se conformaba con una mirada de soslayo del jefe de la tribu. Todo apunta hacia el 21.

En cambio, los legisladores panistas, respaldados por su presidente en la capital, Andrés Atayde, lanzaron un no al oficialismo de los morenos, pero son minoría y seguramente tendrán que ir por donde sople el viento.

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