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marzo 28, 2024

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AMLO, al son oaxaqueño

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CIUDAD DE MÉXICO.– No se puede resistir al “Son de Oaxaca”, a las porras y coros “¡que salga, que salga! Y por vez primera desde el 1 de julio que ocupa sus oficinas de transición, el presidente electo Andrés Manuel López Obrador salió caminando y no en su vehículo. Y hasta se puso a bailar El Inigualable Jarabe Mixteco.

Ahí, frente a Chihuahua 216, llevaban unas dos horas tocándole sones oaxaqueños los representantes de 19 pueblos indígenas de la zona Mixteca de Oaxaca, con trajes típicos de la región. Eran 42 personas, encabezadas por la luchadora social Luz del Carmen Montes Lara.

Diversos grupos y organizaciones sociales han acudido a las oficinas de AMLO para felicitarlo, para pedirle apoyos. Hasta este jueves sólo había salido a saludarlos detrás de la reja principal de su oficina. Pero ahora no se resistió a los sones oaxaqueños, a los indígenas mixtecos que “quiere mucho”, como se lo dijo a del Carmen.

Poco después de las 13 horas, López Obrador salió caminando. Más de 40 personas se le arremolinaron, también cámaras, micrófonos de los medios de comunicación.

Entre tanta gente, su avance era muy lentamente. Las mujeres mixtecas se le acercaron, le entregaron un documento en el que le piden obras carreteras en su región. La banda municipal no dejaba de tocar; en ese momento interpretaba La Flor de Piña, una de las piezas famosas de la región.

CIUDAD DE MÉXICO, 29AGOSTO2018.- Un grupo de oaxaqueños acudieron a la casa de transición del presidente electo de México, Andrés Manuel López Obrador, en la colonia Roma, para manifestarle su apoyo durante su próxima gestión.
FOTO: DIEGO SIMÓN SÁNCHEZ /CUARTOSCURO.COM

Le acercaron la Canasta de las Chinas Oaxaqueñas, esa que le entregan a la gente como una señal de afecto. En ese momento, ya sonaba El Inigualable Jarabe Mixteco, ese con el que se danza. Y López Obrador hizo lo que se debe: recibió la Canasta de las Chinas, la levantó a todo lo alto y bailó… lo que pudo. Entre tanta gente, apenas consiguió dar un giro. Se le veía sonriente, feliz. Gozaba el momento.

Continuó el ritual de fiestas mixtecas: se colocó el sombrero mechudo de palma de la mixteca, ese que les sirve lo mismo para el sol que para la lluvia. Se los devolvió y caminó unos pasos hacia su Jetta para retirarse.

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